El desafío de la credibilidad en los medios tradicionales
El panorama actual de los medios de comunicación enfrenta un desafío monumental: un segmento significativo de la población ha dejado de confiar en los medios tradicionales. Las actitudes negativas hacia el periodismo, alimentadas por discursos políticos polarizantes, han erosionado la credibilidad de los medios y han generado una desconexión con las audiencias. Sin embargo, la necesidad de información persiste. Este momento exige innovación y transformación en cómo los medios diseñan, distribuyen y contextualizan la información para los públicos actuales.
Uno de los retos clave para los medios de comunicación es la desconfianza generalizada. Movimientos políticos y sociales han exacerbado la percepción de que los medios no son éticos ni objetivos. Por ejemplo, según un estudio de Pew en 2019, los seguidores de Donald Trump eran más propensos a creer que los medios carecen de estándares éticos. Además, existe una desconexión entre las noticias y las preocupaciones locales. A nivel comunitario, muchas audiencias perciben que los medios no abordan los temas que impactan directamente sus vidas, como la inflación, el cuidado de familiares o la educación. Esto ha llevado a una resistencia activa al consumo de noticias tradicionales, donde muchas personas han optado por ignorar o evitar lo que históricamente se ha considerado “noticias”, buscando alternativas más prácticas y menos polarizadas.
El periodismo debe escuchar activamente a las audiencias y abandonar formatos rígidos para reconectar con los lectores.
Cómo las plataformas digitales han cambiado el análisis de medios
Para reinventar el periodismo, existen tres áreas de oportunidad clave. En primer lugar, la colaboración con grupos comunitarios. URL Media, por ejemplo, combina la experiencia de los medios con la conexión comunitaria para producir contenidos relevantes. Esto implica crear guías profundas y prácticas sobre temas clave como el acceso a servicios sociales o los derechos laborales, y asociarse con organizaciones locales para distribuir información en formatos accesibles, como folletos o videos explicativos.
En segundo lugar, la información personalizada y contextualizada es esencial. En tiempos de incertidumbre, las personas buscan controlar aspectos de sus vidas cotidianas. Un ejemplo es la app de salud de Apple, que presenta datos personales junto con artículos explicativos que ayudan a los usuarios a tomar decisiones basadas en hechos. Los medios pueden experimentar con artículos escritos de manera autoritativa, sin fuentes visibles, para ofrecer datos claros y evitar la percepción de opinión, y desarrollar herramientas digitales que integren datos personalizados con análisis periodístico.
Finalmente, los documentos colaborativos representan una oportunidad única. Las personas ya utilizan herramientas como Google Docs para compartir información valiosa en comunidades pequeñas. Escalar esta práctica puede fomentar la colaboración en temas de interés general, como la creación de espacios donde los lectores puedan comentar, añadir enlaces y colaborar en la elaboración de guías prácticas sobre procesos electorales, servicios de salud o trámites locales.
La historia del periodismo siempre ha sido de evolución, y esta nueva etapa requiere escuchar activamente a las audiencias, abandonar formatos rígidos y aceptar nuevas narrativas. El desafío no es nuevo: el periodismo siempre ha enfrentado la necesidad de reinventarse para cumplir su misión de informar. Sin embargo, en 2025, esta reinvención pasa por rediseñar cómo se produce, distribuye y contextualiza la información para conectar nuevamente con las audiencias, devolviéndoles el poder de tomar decisiones informadas para sus vidas y comunidades.