En los gabinetes de prensa y gabinetes de comunicación, la comunicación corporativa se pierde con facilidad en un bosque de impactos. Homónimos, noticias de otras demarcaciones, replicaciones automáticas y referencias tangenciales generan ruido. El resultado son informes inflados, alertas irrelevantes y, sobre todo, decisiones basadas en una imagen deformada de la conversación.

“Recibo alertas que no tienen nada que ver con mi municipio; comparten nombre, pero no contexto”, se queja el responsable de prensa de un ayuntamiento mediano. La queja ilustra un problema clásico: sistemas que rastrean palabras sin entender entidades. La solución pasa por enseñar a la herramienta el mapa real del territorio y sus temas, con descriptores que desambigüen lo que importa de lo que distrae. 

MMI Analytics aborda este reto con un modelo de descriptores inteligentes que combina taxonomías locales, alias y exclusiones. El gabinete define áreas —obras, cultura, deportes—, proyectos, espacios y actores institucionales, y añade reglas simples para separar homónimos, como topónimos o instituciones con nombres parecidos en otras regiones. “Quiero ver lo mío y lo que me afecta; lo demás, fuera del informe”, resume una jefa de gabinete.

La puesta en marcha es progresiva. Se parte de un conjunto básico de descriptores y, durante una o dos semanas, el gabinete corrige falsos positivos, añade emisores relevantes y afina exclusiones. La interfaz permite aprobar o descartar con un clic, y la herramienta aprende de esas decisiones para próximas detecciones. “Que el sistema entienda por qué descarto algo es tan importante como que detecte lo que quiero”, apunta un técnico de redes y web municipal.

El efecto en la práctica es inmediato. Las alertas diarias dejan de incluir impactos de otras demarcaciones con el mismo nombre o de entidades que no guardan relación funcional. Los informes semanales muestran el volumen real de menciones y su reparto por temas y canales sin ruido. “Pasas de pelearte con la herramienta a leer la conversación”, dice una técnica de comunicación cultural.

El filtrado no se limita a excluir; también estructura. Al etiquetar por descriptores, el gabinete puede ver cómo evolucionan sus temas prioritarios, detectar picos que no responden a acciones propias y, si conviene, recuperar la fuente original para entender el contexto. En combinación con el análisis de sentimiento 360, el ruido se reduce y la señal se refuerza. “Si un pico viene de una referencia tangencial, no gasto munición en responder”, explica el responsable citado.

La desambiguación también mejora la relación con proveedores externos. Cuando el gabinete comparte su árbol de descriptores y criterios de exclusión, alinea expectativas y evalúa con datos si un incremento de impactos es sustantivo o aparente. Esa transparencia evita discusiones recurrentes y centra la conversación en resultados útiles: alcance real, interlocutores clave, temas que requieren seguimiento especial.

La producción de contenidos se beneficia del silencio operativo. Con menos alertas irrelevantes, el equipo gana tiempo para convertir notas en piezas útiles. Las microapps de MMI Analytics —imagen con rótulo, cuña de 30 segundos, vídeo breve con subtítulos y versión web— se activan con menos interrupciones y más criterio. “Cuando el panel deja de sonar por cualquier cosa, puedo concentrarme en publicar y medir”, afirma el técnico de redes.

No hay filtro perfecto, y por eso el control editorial sigue presente. El gabinete revisa casos dudosos, modifica reglas cuando aparece un nuevo actor con nombre similar y ajusta el perímetro de seguimiento ante eventos. La lógica es pragmática: enseñar a la herramienta cómo se llama realmente el propio mundo y mantener ese diccionario vivo. “La taxonomía es un trabajo, pero se paga sola en tiempo ahorrado y en claridad”, concluye la jefa de gabinete.

Filtrar no es ocultar, es entender. Un gabinete que domina sus descriptores transforma una marea de impactos en un mapa legible. Con el seguimiento por entidades, alias y exclusiones de MMI Analytics, la conversación pública se vuelve más nítida y las decisiones de comunicación, más informadas. Entre el ruido y la señal, la diferencia es un diccionario bien construido y una herramienta que aprende del oficio del gabinete.

Innovación con IA probada en gabinetes de comunicación corporativa

MMI Analytics desarrolla herramientas específicas para responsables de comunicación en empresas y administraciones públicas. Su experiencia de 30 años en seguimiento de medios se combina ahora con microapps de inteligencia artificial que automatizan tareas repetitivas mientras preservan el control editorial humano.

Las herramientas incluyen análisis automático del impacto de notas de prensa, generación de contenido multimedia en múltiples formatos, evaluación comparativa con instituciones similares y sistemas de respaldo para garantizar continuidad operativa. Cada solución surge de necesidades reales identificadas en conversaciones directas con profesionales de gabinetes de comunicación.

MMI Analytics atiende actualmente a decenas de organizaciones, algunas de las cuales empiezan a utilizar estas microapps para optimizar rutinas diarias: convertir una nota de prensa en imagen para redes, podcasts o infografías en pocos minutos, analizar qué notas funcionan mejor y comparar resultados con otras organizaciones de características similares.

¿Tu gabinete necesita optimizar o medir la comunicación corporativa?
Solicita una videoconferencia gratuita para conocer cómo estas herramientas pueden adaptarse a las necesidades específicas de tu organización.